domingo, 13 de octubre de 2013


 HISTORIAS MOJADAS 

De esas tantas historias que la vida nos coloca enfrente, algunas quedan grabadas para siempre y no se olvidan y uno no quiere olvidarlas. A continuación una de ellas, pudo ser mi historia o la tuya...o la vivencia que esperas.
Aguas profundas

Gotas íntimas, erotismo al màximo
 

AQUELLA HISTORIA EN LA DUCHA
 Ella sabía que podía suceder, él quería que sucediera...pero decidió el instinto
Las relaciones sexuales entre hombre y mujer están llenas de historias, de relatos, de fantasías comunes y realidades parecidas; sin embargo,simple hecho de que cada ser experimenta sus propios eventos y los asimila según su particular forma de ser, hace historias únicas. El sexo es en sí un acto animal que busca perpetuar la especie, el ser humano ha logrado añadirle amor y ha buscado la manera de incrementar la sensación de lógico y necesario placer. Si la pareja está de mutuo acuerdo, puede dedicarse al sexo sin la posibilidad de perpetuar la especie...entonces el sexo...es sexo a puro placer, con o sin amor, es piel en ebullición. Y cuando les mencionaba que hay muchas historias parecidas revestidas de sexo y placer, pero, al mismo tiempo únicas por lo que experimenta quien las vive, el relato de hoy es el relato de una mujer en la ducha y un hombre...a la espera de ser llamado al juego. Es una típica historia de una aparente amistad en la que corre de manera subterránea una atracción...unas ganas escondidas.
El encuentro se inició después de una jornada de trabajo, Raquel y Fernando eran compañeros de trabajo, ella de 23 años, él de 31, ella coqueta y elegante, sexy, altiva y arrogante...él, soberbio, hábil de palabra, algo atrevido...ella, una joven blanca, delgada pero con sus atributos, de largo y exótico cabello negro...él, de porte atractivo pero sencillo. Lo cierto es que decidieron salir en grupo a tomarse unos tragos y compartir un rato en un local nocturno, un local de esos tranquilos, que no generan stress, música de fondo y ambiente. Suele suceder que al pasar las horas entre agradables connversaciones y risas, y sin que nadie se lo haya propuesto, comienza la mesa a quedarse más vacía, ya no son siete los que están, quedan seis personas...cuatro, tres...y...dos: Raquel y Fernando. El Destino en acción. Y las horas pasan entre las indirectas de él y las evasivas de ella, entre las miradas de él y las picardías de ella, entre los juegos de palabras y a flor de boca y y el deseo sexual a flor de mente. En fin, el tiempo hará su parte.
Ninguno de los dos tenía vehículo, ya era un poco tarde, tenían que irse, ambis vivían distantes, lo lógico era que Fernando, cual caballero, acompañara a Raquel en taxi hasta su casa y luego él a la suya. Pero la amistad suele ser una buena consejera, depende de la situación claro. La otra opción-dice Fernando- es que nos quedemos en un hotel hasta que amanezca, la noche es muy peligrosa en esta ciudad. Claro, sin que pienses que busco otra cosa-remató. Ella lo miró, como si le estuviera diciendo que no hacía falta la aclaratoria y dijo: "Puede ser...no es mala idea...eso sí, mira que estoy un poquitico mareada por los tragos, nada de nada...yo llegaré a dormir. Y tú dormirás en un sofá o en el piso, bien lejos de mí." Aceptado el acuerdo partieron rumbo a un hotel, dos amigos, con pensamientos aparentementes opuestos esa noche...pero eran un hombre y una mujer.
Llegaron a la habitación, echaron un vistazo al lugar, lo encontraron acogedor, hablaron unos minutos de cualquier tema, mientras tomaban distancia en aquel espacio, como sabiendo que había un riesgo flotando en el aire. Ella dijo que tomaría una ducha refrescante y que luego acada quien a dormir. Él, se sentado en una silla, en un rincón de la habitación, encendió un cigarrillo y mientras como el humo se desprendía hacia el techo, lo miraba como si ese humo fuera su propio pensamiento queriendo decir algo. "Ok, luego me ducharé yo y a dormir!"
Raquel entró al baño, pasaron unos minutos y comenzó a escucharse la caída de agua de la ducha. Afuera, en la sala, Fernando consumía lo que quedaba de su cigarrillo, tal vez se imaginaba cómo bajaba el agua acariciando la piel de Raquel, tal vez imaginaba el jabón resbalando por las rendijas del aquel cuerpo. O tal vez esperaba su turno para bañarse y ya. De pronto!! desde el baño emergió la voz de Raquel: "Fernando...por favor, me puedes traer la toalla, la dejé olvidada en la cama." Fernando con cierta premura y cierto nerviosismo acudió al llamado. Abrió la puerta del baño, tratando de no mirar a la puerta transparente que daba hacia la ducha, se acercó, estiró su mano con la toalla, eso sí, mirando hacia atrás para no incomodar a Raquel...entonces, sorpresivamente, Raquel abrió la puerta de la ducha y tomó de la mano a Fernando arrastrándolo con hasta ella. Fernando se resistió, sin mucha fuerza claro, más porque aún estaba completamente vestido. Pero la travesura pudo más. Entró Fernando al encuentro, evitando mojarse se arrinconó, y miraba a aquella mujer sin fijar sus ojos en ninguna parte del cuerpo. Pero ella se le acercó sensualmente y lo llevó hasta el centro de la ducha, se abrazaron apasionadamente, ya no importó que él mojara toda su ropa. La lujuria estaba en acción.
En cuestión de segundos Fernando estaba desnudo, mostrando igual que ella toda su intimidad. Ella preparada para La Gran Batalla, él sin pena alguna, erecto su miembro sabía que todo se estaba dando sin que rompiera el "pacto" por su iniciativa. Valdría decir que Raquel tampoco rompió el acuerdo, fue el instinto de hembra, que olfateaba que un macho la deseaba. Era el momento.
Entre besos, entre leguas mojadas de agua y saliva, fueron saliendo del baño, sin dejar de comerse a puras caricias, las manos de ellas iban desde la espalda de él, hasta su inquieto miembro, las manos de él traviesas y maliciosas estremecían sus tetas...para luego bajar a su vulva, buscando entrada con sus dedos. Y así, sin saber exactamente dónde estaba la cama, fueron tanteando las paredes hasta tropezar con ella. Allí cayeron, mojados y excitados, deseosos de sexo. Raquel, quizás, por instantes tuvo un destello de conciencia y recordó que ella había dicho a Fernando que no podía pasar nada entre ambos, se resistió a la penetración, mientras Fernando, desesperado intentaba hacerla su mujer de un envión, ella peleaba con él, empujándolo hacia atrás en cada nuevo esfuerzo de él. Sucedió algo curioso, Raquel descubrió que esa resistencia la excitaba más, sentía que mientras más se negaba a ser penetrada, más líquido salía de su orificio vaginal, ¿una contradicción? , no, así funciona la mente. Ella sabía que quería ser de él, pero estaba prolongando el momento de ese suceso por unos minutos. Al fin aconteció que se rindió, estiró sus brazos y abrió de par en par sus piernas, su vagina glotona se fue tragando todo lo que entraba de Fernando, los gemidos de Raquel ocuparon todo el espacio, mientras más jadeaba, más fuerte, más duro, más entregado Fernando iba hasta el fondo de ella. Una y otra vez los testículos de él golpeaban la parte baja de las nalgas de Raquel, cada viaje un gemido...y cada gemido un viaje. Entonces Fernando inició su empuje final, sabía que un torrente de semen estaba a punto de llenar aquella jugosa cavidad. Así fue. Sus movimientos de cuerpo, cada vez más intensos indicaban la intensidad de los chorros que entraban en Raquel. De repente, ambos cuerpos se quedaron quietos, la vagina de Raquel saboreaba el semen de él, eso sí, sólo una parte, pues otro tanto se salía en cascada por el orificio entreabierto y agotado. Estalló un beso en la boca de ellos, un beso, en cierto modo, culpable...pero pocas veces la culpa tiene tan exquisita recompensa. Allí quedaron tendidos, vencidos. El silencio ahora hará su tarea.
Si les digo algo, estimados lectores, pueden dejar que sus deseos se cumplan, pueden soltar los sueños y las fantasías al aire, esperando que el momento preciso se presente, pueden amar...pueden entregarse al banquete de piel con piel, pero nunca olviden que hay una responsabilidad con la vida...y con los recuerdos.
Ese lugar en que la lujuria se hace agua
Y es que cuando hombres y mujeres entran a ducharse, sobre todo ellas, ese contacto ìntimo con su cuerpo desnudo, puede ser el motivo de la inspiración necesaria para poner a volar la imaginaciòn, tamto èl como ella deberàn pasar el espumoso jabòn por sus partes ìntimas y de pronto la chispa que enciende la locura puede aparecer.



@depurapiel