El placer interminable del sexo a pura piel
Bienvenidos al 2013 estimados lectores de todo el mundo. En esta oportunidad les traigo, como entrada inicial, un paseo de vídeos musicales, de chicas calientes expresando su instintos de mujer a través del baile y la masturbación vía chat...o como suele plasar, ellas solas en su habitación esperando ser vista por hombres y mujeres. Y al final, una histotia llena de erotismo puro. Así que espero sea del agrado de ustedes. Pronto vendré con más novedades para chicos y chicas. Un abrazo!!!
Mientras preparo cosas nuevas y me sumerjo en el fascinante mundo de las curiosidades del sexo, iniciaré con un vídeo en flash back, es decir una preciosa mujer que tiene una loca y ardiente aventura con un chofer, típica fantasía además. En fin, una situación que se quedará por siempre grabada en su mente y que le servirá para recrear sus noches solitarias...
Mientras preparo cosas nuevas y me sumerjo en el fascinante mundo de las curiosidades del sexo, iniciaré con un vídeo en flash back, es decir una preciosa mujer que tiene una loca y ardiente aventura con un chofer, típica fantasía además. En fin, una situación que se quedará por siempre grabada en su mente y que le servirá para recrear sus noches solitarias...
Kendra...ufff
Y ahora otro rítmico vídeo con una hermosura mostrando su cuerpo y sus partes íntimas para deleite de todos ustedes. Esa, por cierto, una de las tantas fantasías de las mujeres: dejarse ver a distancia y bailar para excitarse y mojar más su apetitoso coñito. Aquí la tienen...
Como es de suponer, en la habitación de una mujer, las paredes son testigo ocular de lo qué sucede cuando el cuerpo pide sexo, por eso aquella frase de "si las paredes hablaran". De todas maneras no hace falta que hablen porque en Cuentos de Pura Piel, mostramos todo y mucho más!!!
En todas partes del mundo, en cualquier país, en ciudades y pueblos, siempre, siempre a esta misma hora una chica deseosa de placer, hambrienta de saciar su lujuria, convertida más en hembra pura que en humano, está disfrutando de su piel y de su sexo. Aquí les presento a Ivana Fukalot, una rusa que se da duro en ese coño travieso, frente a una cámara web mientras chatea. Ellas, las mujeres saben el poder que tienen , saben muy bien excitar a hombres y mujeres por igual.
El turno ahora es para una latina, una caraqueña muy coqueta, Kimberly es su nombre, ella baila el tema Caracas de Noche, muy ajustado para la ocasión de su chateo y de sus curvas sensuales.
Pero no podían faltar las pajizas, todas, todas las mujeres se hacen la paja, no existe ninguna que no tenga esa loca curiosidad de abrirse los labios, de olerse los dedos con aroma a mujer con ganas, de frotarse el inquieto clítoris hasta arrancarse gemidos de placer, para después caer vencidas por sus orgasmos. Por eso les presento un especial vídeo lleno, de caritas excitadas, de dedos locos y coños y anos calientes. Jóvenes lectoras de este blog, no olviden "darse un cariñito", porque la masturbación es el mejor camino para conocerse y para orientar después a su pareja.
Sandra, la hija del patrón y su entrega en el río
La historia que viene a continuación es una historia muy común en el campo, en los bosques de Amércica Latina, en las llanuras, casi una historia de famosas telenovelas, pero son ciertas. Una chica de la ciudad, ya vencida de los placeres citadinos, hija de un hacendado, busca siempre cumplir la fantasía de "dejarse poseer" por un campesino apuesto, trabajador en las tierras de su padre. Bien, Eduardo, un chico del Estado Guárico, localidad ganadera de Venezuela, nos envía un relato típico de esas travesuras. Además nos manda dos fotografías de Sandra que ella, la joven caraqueña, le regaló por celular después de aquel día. Aquí la historia llena de piel y placer.
"Soy
Eduardo González, trabajo todos los días en "Las Amapolas", una
hacienda reconocida en de los llanos venezolanos.Tengo 23 años, mi piel es
morena mi cuerpo muy delgado. Mis brazos y piernas están definidos en
músculos firmes gracias al trabajo esforzado que llevo en la hacienda. Me
gusta traer el pelo corto, ya que es un poco rizado y a veces me siento
ridículo con él. Me la paso todo el día con el ganado que pasta en las
montañas y ya por la tarde a los quehaceres que aún faltan. No me gusta mucho
ir a la casa del patrón porque allí vive Sandra, su hija. Y confieso que le
tengo ganas. Sandra es como una potra salvaje que gusta de galopar todo el
día y después retozar entre las flores... Nos parecemos mucho y los dos
amamos el campo tanto que pasamos el día entero entre sus pastos y veredas. Sandra
tiene 26 años, ella es blanca de piel, de cabello castaño claro, casi rubia,
su cabello lacio y largo, muy largo, con espesa sla trenzas al final, así lo acostumbra a tener
siempre.
Los
expresivos ojos claros que tiene, se
adornan de pestañas gruesas y que
junto con su prominente boca me quitan el aliento. Todo su cuerpo me
sobresalta, delgada pero con buenas carnes, es una mujer verdaderamente preciosa. Viene de Caracas a pasar
vacaciones después de terminar en la universidad. A su papá no le gusta que se acerque mucho
a los trabajadores de la hacienda,
pero creo que siempre existe en ellas, la fantasía de ser poseída por
uno de nosotros y también existe la fantasía de nosotros de acostarnos con la
hija del patrón.
El pasado
jueves tuve un encuentro riquísimo con ella en medio de la nada entre las
aguas dulces del río. Había estado casi toda la mañana cuidando del ganado y
ya pasado el medio día el rebaño de animales comenzó a bajar para tomar agua
a la orilla del afluente. Bajé junto con los animales... Y allí estaba ella;
sentada en una piedra a la orilla del río. Casi instintivamente me oculté
entre los árboles para poder observarla sin problema. Chapoteaba sus pies en
la corriente fresca del río, el agua salpicaba sus piernas y gota a gota
escurría por su suave y delicada piel. Llevaba un vestido azul muy claro; de
tela delgada y vaporosa, corto y arriba de la rodilla, de escote pronunciado
y tirantes flojos que resbalaban por sus brazos. Su piel radiante reflejaba
los rayos del sol que le lanzaba el agua, era casi una aparición. Me quedé en
silencio para observarla, pero ella se percató de la presencia del ganado y
supuso que yo pronto llegaría. Aunque me buscó con la mirada no logró verme y
se levantó de aquella roca dichosa que había sostenido su delirante culo.
Despacio avanzó hacia dentro del agua hasta que la misma le tocó las
rodillas, se agachó y mojó su trenza, su cara y sus exquisitos senos. Con sus
dos manos acumulaba suficiente agua para empaparse toda de pies a cabeza;
entonces su ropa mojada se le pegaba al cuerpo redondo y suculento que tiene
y traslucido dejaba ver la belleza de sus encantos femeninos. Tanto los
pezones enormes, duros y oscuros así como la pancita suave que limita su
ombligo. Retrocedió fuera del agua solo para quitarse la ropa lo hacía como
si supiera que yo la observaba, con lasciva y tentadora alevosía. La podía
ver de espaldas, mojada en su totalidad con su trenza escurriendo agua tan
sexy y caliente como nunca Sandra metió las manos bajo la diminuta falda de
su vestido y comenzó a bajar con delicadeza la tanguita que llevaba; despacio
los depositó sobre la misma piedra que sostenía su redondo trasero minutos
antes.
Luego de
forma lenta y seductora regresó a su vestido y bajó el cierre tan lento que
enloquecía... se notaba su piel desnuda y fresca. Deslizó su vestido por su
piel, descubriendo su espalda y su cintura. Se deshizo totalmente de su
prenda y también la puso sobre la roca. Dejaba ver su cuerpo de espaldas
desnudo, húmedo, caliente. El diablo, o mejor dicho de diabla, con forma de
mujer se me había aparecido. No podía evitar entonces tocarme y acariciarme
observando la tersura de Sandra. De forma malévola ella sabía que la
observaba escondido en alguna parte... Sabía que estaba atento a sus
movimientos y a sus gestos, impaciente por saber que haría y aguantando las
ganas de ir allí mismo y poseerla.
Mantenía
mi boca abierta al mismo tiempo que mis ojos dilatados seguían sobre el
cuerpo perfecto de Sandra, la prominente hembra que observaba deshizo su
trenza y soltó su pelo y después de un buen rato decidió por fin darse
vuelta. La había estado admirando de espaldas, había adulado su redondo
trasero y escudriñado con tacto su delicada cintura, había admirado como su
esbelta espalda formaba un surco al medio para terminar sensualmente en el
inicio de su cadera.
Si por
detrás era hermosa, por el frente era la perfección de mis fantasías, la
impresión de la mujer ideal, y la revelación del deseo carnal; su piel de
color parejo y de brillo uniforme destellaba la lozanía propia de su edad, su
cabellera larga y mojada se depositaba excitante sobre sus pechos y su
ombligo enmarcaba ese abdomen que temblaba cuando caminaba, al tiempo que
daba pasos tenues dentro del agua sus piernas largas y torneadas se disponían
una frente a otra para rematar en un coño completamente depilado y
entreabierto de donde sobresalían unos labios internos que ya a lo lejos me
incitaba a morderlos. Conocedora de mi presencia Sandra dibujó una sonrisa en
su rostro y comenzó a tocar su esplendoroso pecho, de manera sugestiva los
tomaba entre sus manos y los escondía todos en ellas. Pellizcaba sus pezones
enormes y los volvía a bañar en el agua del río... Remojaba y mordía sus
labios rojos. Volvía al tiempo su mirada al otro lado del río y sonreía
excitada de igual manera que yo. Adentrada en lo profundo del río comenzó a
nadar.
Despabilado
y al fin dueño de mis emociones logré despertar del embrujo que causaba su
desnudez en mí y me descubrí de entre los árboles para dejar que Sandra me
viera. Avancé lentamente hacia el lugar donde nadaba despreocupada, y austero
la saludé; - hola señorita, el agua está tan rica como se ve?
Sandra
regresó a verme y sonrió antes de contestarme de forma cautivadora, - ya
viste que sí, o acaso no has visto nada? deja de perder el tiempo y ven a
sentir que rica está el agua....Dijo la hija del patrón, y fijó su mirada en
mí esperando una respuesta; ni tardo ni lento me puse de pie y comencé a
desnudarme también. Primero la delgada camisa que cubría mi espalda del sol y
al final los pantalones viejos que acompañaban mis pasos por las montañas.
Mantenía mi erección y a pesar de que ella me intimidaba mi verga estaba más
dura que nunca, deseaba que me mirara y que se percatara del manjar de tipo
que iba a comerse. Así fue, al quedar totalmente expuesto sin ropa ante la
sensual Sandra, ella puso sus ojos sobre mi pene erecto y volvió a sonreír
una vez más. Me adentré en las aguas del río al encuentro de la nena más rica
que había visto hasta entonces; y al llegar a su lado experimenté una mezcla
de excelentes emociones... Nuestra piel mojada y resbalosa hacia corto
circuito, y el contacto con su piel bajo el agua me parecía exquisito. Ella
estaba tan cerca de mí que se me antojaron sus labios y apresuradamente la
besé disfrutando cada rincón de su boca... Yo sentía un éxtasis profundo al
tenerla desnuda en mis brazos, jadeante, besando y mordiendo mis labios.
De pronto
tomó un pequeño impulso y enredó sus piernas en mi cadera presionando mi
pene, si dejar de besarla la tomé fuerte de la cintura y la sumergí conmigo
en el agua; debajo de ella su piel se sentía tersa y fácil de acariciar... La
punta de mi verga se sentía hirviendo y cuando se la acomodé en ese coño, la
sentí caliente por dentro, de un envión me hundí y soltó al mismo tiempo un quejido de
placer, entonces comenzó a moverse rápido y más rápido… Emergimos del agua
conectados en un coito delicioso; Sandra tiraba de mi pelo y yo le succionaba
las tetas esperando nunca me la pudieran quitar. El campo cómplice de nuestro
arrebato y el río partícipe de nuestra lujuria. En verdad era un solo beso
desde que inicié la penetración.
Aún
poseído por su boca y por sus gestos, solo podía observarla a pesar de que se
movía suculenta sobre mi verga... No podía creer que me estaba cogiendo a la
hija del patrón. En cambio Sandra, se contoneaba frente a mí disfrutando y
dejando que la viera disfrutar del momento.
Abierta de
piernas, enredada en mi cintura, hacía su espalda atrás y me dejaba ver esos
grandiosos senos enormes, con su respectivo pezón oscuro engrandecido,
duro... Cerraba sus ojos y apretando los labios dejaba salir un gemido; luego
se acercaba a mi rostro y después de besarme gemía más fuerte cerca de mi
oído... Se estaba recreando en mi pene como toda una experta.
Cuando al
fin lo asimilé decidí darle todo el placer que esa hembra pudiera soportar,
devorar sus tetas sería poco, quería comerla toda de un bocado.
Tan
concentrada estaba de gustando mi cuerpo que cuando la desprendí de mí, ella
se sorprendió y desconcertada me miró a los ojos, mientras yo poco a poco me
sumergía debajo para encontrar su vagina ya abierta y que aguardaba en las aguas para ser hurgada
y encontrar la valiosa perla.
Debajo
tomé sus piernas y las puse en mis hombros, tambaleó un poco pero luego
encontró de que sostenerse, hecho eso comencé a lamer su coño regordete,
mantuve la respiración y metí mi lengua caliente en su coño. Ella me halaba
el pelo y rasguñaba mis orejas.
Desde el
fondo lograba escuchar cómo se quejaba, Sandra resultaba ser una verdadera
mujer, de esas que no les da miedo disfrutar.
Después de
eso salí del fondo acuático y la patrona me besó cálidamente y tomó mis
brazos para ponerlos en su cintura al tiempo que me daba la espalda...- dame
por detrás Eduardo. Me decía de manera suplicante y pegando sus nalgas a mí
dejó que aprisionara con mis manos sus senos ardientes. Fuimos más hacia la
orilla del río para que posara las manos sobre una roca y me daba la espalda.
Para
poseerla desde esa posición tuve que ayudarle a subir y sostenerla de su
pecho para lograrla equilibrar, luego le lubriqué el ano con mi saliva y le
metí violentamente dos dedos, Sandra
se derretía en gritos y yo me daba permiso de morder y chupar su espalda,
todo estaba rítmicamente lujurioso cuando ella me pidió que la soltara y
hundió su cuerpo hacia adelante y dentro del agua agachando su culo para
dejar entrar más mi pene... Con esa movida terminé pues al doblar ella de esa
forma su cuerpo me hizo gancho en el pene y la gocé más, así que empujé cada vez más
rápido para terminar dentro de ese culito cerrado y caliente, agujero delicioso
que tal vez no volvería a disfrutar. Después de vaciar mi semen adentro de
ella, nos quedamos como temblando ambos…sin decir nada, sólo se escuchaban
nuestros jadeos. Al final, Sandra se desprendió de mí y enjuagó su cuerpo una
vez más; y sin dejar de sonreír salió del río para vestirse. Nos mirábamos
fijamente, y sin decir nada recogió sus cosas y se perdió entre la vereda que
lleva a su casa.
No sé si
la volveré a tener, en verdad no creo, estas chicas están acostumbradas a
esas travesuras. Pero cada vez que la vea me diré: “ese culo tuvo mis
espermatozoides”. Un consuelo, pero igual pocos dirán lo mismo…"
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No dejen de visitar Aquellos Seres Que Vuelven, pronto con una entrevista exclusiva al asesino de Jhon Lennon. Recuerden seguirme en
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